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“Estrés navideño”: ¿cómo afrontarlo (y prevenirlo)?


Mujer estresada en navidad
Estrés durante las navidades

Para muchos las festividades navideñas son sinónimo de alegría y celebración. Para otros, significan recordar de manera más evidente algunas dificultades de su vida, como problemas familiares, pérdidas, problemas económicos o estrés laboral.


Tanto en un caso como en el otro, las navidades son uno de los momentos de más estrés del año. Al menos así lo describieron el 80% de los participantes del estudio llevado a cabo por VeryWellMind, identificando estas fiestas como un momento estresante.


¿Cómo podemos prevenir y gestionar este estrés? En este artículo encontrarás información que te ayudara a comprender por qué estas fiestas nos generan estrés y estrategias para prevenirlo y afrontarlo.


Estas estrategias no pretenden ser una fórmula mágica que resuelva cualquier problema, ya que a veces las soluciones pueden ser más complejas. Si encuentras dificultades a la hora de realizarlos, o consideras que necesitas apoyo especializado, no dudes en contactar a un profesional de la psicología. Pedir ayuda siempre es una fortaleza.


En este artículo:




¿Qué es el “estrés navideño”?


Podríamos definirlo como la “acumulación de presión mental, física y emocional relativa a todo lo que implican estas festividades”.


A veces, el final del año representa un momento abrumador, en el que podemos estar luchando con diferentes retos profesionales o personales, echando de menos a seres queridos que ya no están o que están enfermos, o incluso preocupados y ansiosos por las cenas navideñas o por no querer/poder disfrutar de estos momentos en compañía.


En muchos casos, esto se suma a sentir preocupaciones económicas y una mayor carga laboral por cierre de proyectos o la imposibilidad de contar con días de descanso.


Todo esto unido a los villancicos en bucle, las indigestiones y los chistes malos de las cenas de empresa, las aglomeraciones en las zonas comerciales, los excesos en horarios, la pérdida de hábitos, y un largo etcétera, para mucho el “estrés navideño” está asegurado.


¿Cómo saber si estamos experimentando estrés navideño? Si estamos conectando con: sentimiento de pérdida, tristeza o desmotivación; sentimos ansiedad, irritabilidad y preocupación; tenemos pensamientos en bucle; experimentamos cansancio y/o fatiga mental; tenemos problemas para concentrarnos; y sentimos frustración.

Si sientes alguno de estos síntomas y están interfiriendo en tu día a día, no dudes en contactar a un profesional de la psicología. Pedir ayuda siempre es una fortaleza.


¿Por qué nos ocurre?


Las causas de este estrés son muy diversas y dependen de la realidad y el contexto de cada persona. A continuación, te presentamos, de manera general, algunas de las causas más frecuentes del “estrés navideño”.


• Familia y amigos ( o la falta de ellos)


Algunas personas sienten miedo o rechazo hacia estas festividades, por lo que ello implica en relación a sus familiares y/o amigos. Es una época en la que muchos recuerdan a los que no están, porque se encuentran lejos, porque ya no están en nuestras vidas o porque han fallecido; o tienen seres queridos enfermos a los que echan de menos o por los que se sienten preocupados. O incluso, ocasiones en las que, por diversas circunstancias, nos encontramos a solas y no podemos (incluso aún más debido a la COVID-19) compartir estas fechas con los que queremos.


En otros casos, esta época resulta especialmente dolorosa por motivos como la incomodidad y la ansiedad que genera asistir a cenas en las que sentimos vulnerabilidad al juicio, incomprensión o incluso miedo a que resurjan rencillas del pasado y que eso produzca aún más dolor familiar y personal.


• Estrés económico y laboral


El final de año suele ser un momento de cierre de proyectos, de mayor demanda o actividad en determinadas profesiones; época de exámenes para universitarios y opositores; en algunos casos.


Además, social y culturalmente, esta época está marcada, al menos en algunos países, por un tinte de lo que “se debe” o lo que “se espera” de nosotros y de las fiestas. Se espera que sea un momento mágico, lleno de momentos felices, en compañía de personas que nos quieren y nos respetan, se espera poder ofrecer y recibir regalos, disfrutar de comidas más especiales que el resto del año y de momentos inolvidables.


Como en el día a día, estos ideales con los que comparamos nuestra realidad pueden frustrarnos y hacernos sentir emociones intensas como enfado o tristeza, vergüenza o culpa.

Actualmente, este fenómeno se ha incrementado con las redes sociales, en las que muchas veces se observa una realidad (o ficción), a la que muchos no todas las personas tienen acceso. Aunque este es un fenómeno al que estamos expuestos todos, esto afecta de manera aún más marcada a los y las adolescentes; siendo muchas veces este un tema de discusiones familiares.


Cuando la situación económica no es favorable, en estas fechas se hacen más evidentes las limitaciones, que llevan a momentos de estrés y de toma de decisiones de lo que sí se puede asumir versus lo que se desearía hacer o compartir.


Incluso, en ocasiones, y con el objetivo de poder alcanzar estas expectativas, se asume más carga laboral, haciendo horas extra o buscando un trabajo complementario, acentuando así el estrés del que hablábamos; o se hacen gastos excesivos que acaban generando estrés y quebraderos de cabeza.


• Excesos


En esta época nos permitimos con mayor facilidad ser indulgentes y darnos determinados caprichos. El consumo de alimentos altos de azúcar, como los dulces navideños, de alcohol y tabaco; e incluso la pérdida de hábitos saludables como el ejercicio físico. Todo ello para disfrutar de aquello que muchas veces solo hacemos o tenemos al alcance en esta época del año.


Sin embargo, después de varios días en esta rutina acabamos no encontrándonos tan bien, física y anímicamente. Y esto, añadido al resto, no nos hace sentir ni tan mágicos, ni tan navideños como esperábamos.


• Nuevos retos relativos a la COVID-19


Debido a la situación derivada de la pandemia, las festividades se convierten en un momento estresante por el miedo y la preocupación de contagiar o contagiarse en las reuniones familiares, del impacto que eso puede tener en los allegados más vulnerables y de las consecuencias a mayor escala que pueden representar la movilidad y el contacto propio de las fiestas.


En muchas ocasiones, esta circunstancia nos conecta con la preocupación y la incertidumbre de no poder controlar aquellas cosas que se escapan a nuestro control de nuestra situación.

Es por ello importante, además de cuidarse y respetar las recomendaciones sanitarias, ser conscientes de que esto puede ser un estresor añadido al resto, que nos haga sentir abrumados o preocupados.


¿Cómo afrontarlo y prevenirlo? 6 estrategias


1. Identificar qué nos estresa


Parar un momento y reconocer cuál puede ser el origen de nuestro estrés puede disminuir, en sí mismo, la intensidad del estrés. Darnos cuenta de qué sí y qué no está en nuestro control nos ayuda a dirigir la energía y la concentración en aquello que sí lo está.



Si te apetece profundizar, te recomendamos nuestro artículo ¿Preocuparse o pre-ocuparse? en el que podrás encontrar estrategias específicas para afrontar y prevenir la preocupación.



2. Planificar con antelación


Identificando aquello que nos estresa y que sí podemos cambiar, prevenir o modificar en algún grado puede permitirnos planificar con antelación cómo y cuándo actuaremos al respecto.


Suele ser útil, además, reconocer los recursos (tiempo, energía disponibilidad, dinero…) de los que disponemos para hacer frente a aquello que nos proponemos.

3. Pedir ayuda


Si quieres algo bien hecho... ¿hazlo tú mismo?

Muchas veces caemos en la trampa de querer abarcar todo. Incluso sin darnos cuenta de que intentamos cosas que se escapan a nuestro control (véase punto 1, identificar lo que nos estresa).


Darnos cuenta de lo que podemos abarcar sin que nuestra salud física y mental sufra es un ejercicio de congruencia y autocuidado, que además nos permite ser más eficientes en lograr lo que nos proponemos cumplir. Este ejercicio implica elegir aquellas cosas que quizá no podamos abarcar, identificar su prioridad y delegarlas en otros.


Y si además, consideras que la situación te sobrepasa y que necesitas apoyo emocional, rodearte de aquellos en quien confías, en incluso, pedir ayuda profesional si el malestar se mantiene es una manera de afrontamiento sana e importante.


4. Tomar decisiones desde los valores


Muchas veces aplazamos decisiones que nos estresan. Con quién pasar la cena de Nochebuena (sin que nadie se enfade), qué regalar al amigo invisible, qué hacer con las niñas durante las vacaciones, cómo decir que ya no tengo trabajo si me preguntan…


Tantas decisiones nos abruman, por diversos motivos. En algunas ocasiones, la cantidad de opciones disponibles nos abruma y acabamos sufriendo lo que se conoce como “overchoice effect” o “efecto de sobrecarga de opciones”. Por ejemplo, qué regalo comprar a una persona importante o qué preparar para la cena de Navidad.



En este caso, te contamos en nuestro artículo Overchoice effect: cuando tener demasiadas opciones resulta abrumador o en nuestro epidosio de podcast sobre el mismo tema.



En otros casos, la intensidad emocional que nos genera pensar en esa decisión nos abruma y posponemos tomarla. Y aunque esto, a corto plazo nos calma, a medio y largo (e incluso a corto también) nos genera más ansiedad, que nos agota y nos aleja aún más de tomar la decisión.



Si has identificado que esto es algo que te ocurre, te recomendamos la lectura de nuestro artículo sobre el tema: ¿Sabías que el odio hacia la procrastinación la puede empeorar?.



Además, cuando sentimos emociones intensas, solemos bloquearnos y se nos hace más difícil tomar las decisiones. Para ello, te recordamos que tus emociones pueden ser tus aliadas.



Te contamos más en este artículo.



Por último, a la hora de tomar decisiones, muchas veces no sabemos con qué criterio decidir. Qué tener en cuenta, cuál es la vara de medir, el criterio de referencia…


En muchos casos, la respuesta a esa pregunta son los valores. Decidir en base a nuestros valores nos hace sentir congruentes, y eso, nos da paz y bienestar. Y aunque la decisión no sea perfecto, o incluso aunque el resultado no se dé de la manera esperada; recordar que decidimos de manera congruente y en base a nuestros principios nos permitirá sentirnos en armonía con ello.



Si te apetece saber más sobre este tema, te recomendamos este artículo y este episodio de podcast.



5. Primero, cuidarte; después, cuidar


Elegir en base a lo que otros necesitan en lugar de priorizarnos nos puede acabar pasando factura. Y es que, tenemos grabado a fuego que priorizar nuestro cuidado es egoísta. Incluso, está socialmente aceptado anteponer a otros o incluso cumplir con entregas o con ciertas metas por encima de nuestro bienestar.


Para poder cuidar a los que nos importan y lo que nos importa, necesitamos cuidarnos primero. Igual que cuando viajando en avión nos cuentan cómo debemos ponernos primero la máscara de oxígeno a nosotros y después a aquellos que dependen de nuestro cuidado.


Escuchar nuestras necesidades y atenderlas es el oxígeno que nos permite seguir ayudando a otros y acercarnos a lo que nos proponemos.

En estas fechas, recuerda la importancia de no perder de vista lo que quieres y necesitas tú, y; partiendo de esta base, organizar y planificar el resto de cosas que te importan y que quieres llevar a cabo.



Si te apetece conocer más estrategias a este respecto, no te pierdas nuestro artículo Protagonista de la historia de tu vida.



6. Disfrutar de aquello que te da bienestar


Y por último, permítete conectar y estar presente en aquellos momentos de calma y diversión que encuentres en estas festividades.


A veces, nuestra mente intenta seguir en el modo resolución de problemas, incluso ocupándose de situaciones futuras. Estar repasando mentalmente el informe que vas a entregar el lunes mientras estás de sobremesa en la comida de Navidad te impide disfrutar de la situación y la compañía; así como te da la falsa sensación de estar ocupándote del informe del lunes.


Pasar de este modo “resolución de problemas” al “modo observar” nos permite estar en el presente, que es lo único que realmente existe en ese momento.

Y cuando los pensamientos en bucle nos atrapan, y nos impiden estar disfrutando de la situación, puede ser de utilidad reconectar con los sentidos. Ejercicios sencillos como dedicar un momento para ver cuántos sonidos puedo escuchar o cuántos colores puedo ver, nos permiten reconectar con el presente y poner los pies en la tierra.


Esto, de hecho, es algo que está revolucionando el mundo del bienestar y el cuidado personal.



Si te apetece saber más sobre el mindfulness y cómo practicarlo, te recomendamos escuchar nuestro episodio de podcast al respecto.



Si además sientes que te cuesta desconectarte de los pensamientos que aparecen en bucle y que pueden llegar a impedirte disfrutar, te proponemos escuchar nuestro episodio ¿Somos lo que pensamos?.



Amabilidad y compasión


Precisamente en estos momentos, en los que valores como la paz, la generosidad salen a relucir más que en ninguna otra época del año, puedes aprovechar esa circunstancia para recordar la importancia de tratarte con amabilidad y compasión; dedicando tiempo y energía a escuchar y a dedicarte a lo que necesitas. Cuidarte y trabajar en tu bienestar puede ser el mejor regalo de estas fiestas.


Si te apetece profundizar en otros recursos específicos sobre cómo gestionar situaciones estresantes relativas a la navidad (situaciones familiares, estrés en niños, situaciones laborales…) te proponemos echar un vistazo a la selección de artículos al respecto publicados por la APA (American Psychology Association), que puedes encontrar aquí.



Bibliografía


https://www.betterup.com/blog/holiday-stress

https://www.apa.org/topics/stress/holiday

http://www.cop.es/colegiados/T-00921/rad-navidad.pdf

https://www.verywellmind.com/understanding-and-managing-holiday-stress-3145230



Agenda una entrevista orientativa sin coste y te ayudamos a identificar tu estrategia. Puedes escribirnos a través de la web o enviarnos un correo a info@bangardia.com


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