¿Qué hacer cuando no tolero a mi jefe o jefa?
Antes de escribir este artículo me eché un clavado en google para ver cuáles son los temas más hablados o buscados sobre los jefes. Mi conclusión -la cual no fue muy distinta a lo que imaginaba- es que definitivamente, hay muchas personas que se sienten insatisfechas con la actitud de sus líderes.
En este artículo:
¿Epidemia de jefes malos?
En un experimento hecho por Viking, realizaron un análisis de las búsquedas de google durante un mes para ver qué estaba buscando la gente en relación a sus jefes. Encabezando la lista estaban las búsquedas que incluían la palabra ‘Bully’ (1300), seguida por la palabra ‘despedir’ (670) y ‘odio’ (520).
Las búsquedas más serias incluían frases cómo '¿puedo denunciar a mi jefe por tortura emocional?' También aparecieron con menor frecuencia otras palabras como ‘crush’ (enamorado/a), ‘aventura’ y ‘romance’, pero hoy nos centraremos en los jefes “malos”.
Si pones en google las palabras ‘jefes malos’ vas a encontrar páginas enteras de artículos con títulos como: 'Las 10 características de los malos jefes', 'Jefes tóxicos, 25 señales de que tienes un mal jefe', 'La diferencia entre un buen jefe y un mal jefe', y así sigue hasta las últimas páginas de resultados.
No nos cabe duda, el tema de los 'malos jefes' y qué hacer cuando tenemos uno, es de mucho interés y relevancia. Y se entiende, al final, nuestros jefes son personas con las que hablamos o pasamos GRAN parte de nuestro día.
Tú, ¿qué tipo de jefe tienes?
¿Qué es lo que más te molesta de tu jefa?
Si pudieras tener la mejora supervisora del mundo ¿qué características le pondrías?
¿Qué le pedirías a tu gerente para que mejorara?
Si crees que tu jefe tiene mucho por mejorar y esto te está costando mucha energía y frustración, continúa leyendo.
Hoy me quiero centrar en hablar de una estrategia que no falla, que es simple y puedes empezar a aplicar en este momento. Esta estrategia responde a las preguntas: ¿qué puedo hacer para tener una mejor relación con mi jefe?, ¿qué hacer para que no me afecte lo que mi jefa hace?, ¿cómo trabajar en paz?
Empezaré por explicar la pregunta ¿cómo trabajar en paz? Cuando digo trabajar en paz, me refiero a sin tener que sufrir cada vez que te corrigen algo, sin sufrir cada llamada o reunión de retroalimentación, sin desgastar tu energía y sin vivir en frustración.
Antes de describir esta estrategia, quiero hacer hincapié en que no siempre soluciona los problemas de raíz, y que no sustituye a otras estrategias necesarias para solucionar conflictos o establecer límites. Si quieres ahondar en esas técnicas puedes escribirnos para recibir más información o consultoría. También puedes sugerirnos un tema para el próximo artículo.
Lo que sí puedes conseguir con esta técnica es mejorar tu estado mental y emocional, lo cual sirve de base para poner en marcha otras medidas. Pero sobre todo, te ayuda a sentirte mejor desde que la pones en práctica.
La parte fácil: depende 100% de ti. La parte difícil: soltar lo que no depende de ti.
¿Qué pasaría si pudieras ser 100% libre? ¿Cómo mejoraría tu bienestar laboral si los demás no te molestaran o interrumpieran tu flujo de trabajo? ¿Serías más feliz si pudieras cambiar a tus jefes?
Plantea de manera eficaz el problema
Una vez que hayas contestado estas preguntas quiero que te plantees el problema desde una perspectiva en la que la solución dependa únicamente de ti. Por ejemplo:
Mi problema es que mi jefa es incongruente, me pide algo y después cambia de opinión. Me dice que sea más independiente y luego revisa cada cosa que hago y la modifica o me dice con detalle lo que tengo que hacer. ¿Solución? Que tu jefa cambie.
Mi problema es que a mí me molesta que mi jefa sea incongruente. Mi problema es que no la entiendo porque cambia de opinión o me envía mensajes mixtos. Mi problema es que me frustra que me diga con detalle qué hacer. ¿Solución? Encontrar una estrategia para que me moleste menos lo que hace, llevar mejor mi frustración o aceptar cómo es.
Insisto, no digo que no haya otras soluciones. Siempre eres libre de cambiarte de trabajo, planear una reunión para expresarle cómo te sientes, ver cómo mejorar la comunicación, entre otras cosas. Hoy nos centraremos en lo que puedes hacer si uno, ninguna de las anteriores son opción, o dos, te estás preparando para una de ellas pero quieres comenzar a sentirte mejor.
Si quieres ahondar en cómo cambiar tu perspectiva, también lee nuestro artículo Ser víctima vs. elegir libremente
Es importante destacar que en muchas ocasiones tendremos parte de la responsabilidad, que a veces nos equivocamos y que es necesario reconocer nuestros errores. Sin embargo, en esta ocasión vamos a obviar esta parte y centrarnos en lo que nos está molestando.
Opta por elegir lo controlable
Ahora sí, ¿qué puedes hacer para sentir más paz, reducir el impacto que tienen sus acciones en tu estado de ánimo y tener una mejor relación con tu jefe?
Ya has planteado el problema de modo que la solución (al menos inmediata) depende de ti. Toca identificar lo que puedes controlar:
Lo que haces
No puedes controlar que piensa tu jefe de lo que haces, pero sí puedes asegurarte de que tus acciones sean congruentes con tus valores (lo que te importa) y tus metas (ahora mismo, minimizar el coste emocional). También puedes elegir ahorrarte problemas decidiendo, por ejemplo, no discutir o poner en evidencia que se ha equivocado, sabiendo que probablemente se pondría a la defensiva.
Lo que piensas
No puedes controlar los pensamientos automáticos que vienen a tu mente ('¡que pesado es! ¡lo mato! ¡¿es en serio!?'), pero sí puedes decidir cuánto tiempo pasas alimentando estos pensamientos. Él o ella no se enteran de todos los insultos, críticas y pensamientos sobre lo mal que hacen las cosas.
Solo tú estás sufriendo mientras repasas todo esto en tu mente o se lo cuentas a los demás. Solo tú les estas llevando contigo a lo largo del día. Solo tú te estás comiendo el coraje que aumenta mientras sigues dedicando esfuerzo mental a este tema.
Además, caemos en trampas como asumir que es personal (en alguna ocasión lo será, pero estarlo pensando nos hace sentir peor), que tienen malas intenciones o comenzar a creernos que no somos válidos o capaces.
Lo que haces con tu emoción y a qué la atribuyes
Es COMPLETAMENTE VÁLIDO que sientas frustración, enfado, agotamiento, desesperación o estrés. Muchas veces cuando aparecen estas reacciones a raíz de una interacción con alguien, pasamos mucho tiempo justificando nuestra emoción y pensando por qué es que tenemos razón, cayendo así en un círculo vicioso como el que hemos descrito en el punto anterior. No pases más tiempo intentando justificar lo que sientes.
Cuando intentamos justificar, en lugar de atender nuestra emoción estamos intensificándola, al mismo tiempo que no nos estamos dando lo que necesitamos en realidad. ¿Qué necesitamos? Descansar del tema, aceptar lo que sentimos y permitirnos estar sin tener que luchar.
Por otro lado, intenta responsabilizarte de lo que sientes. Eso quiere decir que, aunque parezca objetivamente injusta la situación, tu interpretación y tu actitud también juegan un rol importante en su intensidad. Puedes intentar no agregar conclusiones que empeoran lo que sientes y tomar distancia de lo que está sucediendo.
¿Qué hacer con todo lo que no podemos controlar? Dejarlo ir, una de las tareas más complicadas pero efectivas.
Aceptar una realidad que no nos gusta es todo un reto. ¡Se siente como si nos estuviéramos rindiendo! Eso lo entiendo, y hay muchas realidades o injusticias ante las cuales nos corresponde actuar y/o poner límites. Ahora, si en este momento no vamos a hacer algo para cambiar esta realidad (no puedo renunciar sin otro trabajo, me gusta mi trabajo simplemente me frustra la situación, ya lo he intentado y no funciona), entonces hagamos lo mejor para adaptarnos a la misma.
Deja de luchar contra lo que no se puede modificar. Dejar de luchar implica darte un break. Cada vez que recuerdas cuanto te molesta algo, le estás dando importancia. Cada vez que le das importancia tiene un impacto en tus emociones y en tu bienestar.
Como sé que esto es muy difícil, te propongo un último paso que es el que puede marcar la diferencia entre poder dejar ir sin sentir frustración y sentir que nos estamos rindiendo: dales una oportunidad a la compasión y a la auto compasión. No dejes de leer.
¿Compasión por mi mal jefe? Jamás.
He recibido esta respuesta cientos de veces en consulta. También he recibido muy buen feedback por parte de mis clientes una vez que lo han intentado. Te lo pongo sencillo: cada vez que tienes un conflicto con un superior se abren dos caminos. El primero ya lo conoces y es el camino de la lucha y la amargura. El segundo es el de la compasión y la auto compasión. En este último la persona que va a dejar de sufrir eres tú. Sé que sigue sonando complicado.
El paso más importante
" La compasión es la sensibilidad al sufrimiento de uno mismo y de los demás, con un profundo compromiso para tratar de aliviarlo" Dalai Lama
La compasión surge cuando somos capaces de entender que el ser humano es imperfecto, que actúa para evitar dolor o crear felicidad (aunque muchas veces no sepa cómo) y que siempre hay una historia de sufrimiento (o un intento por evitarlo) detrás de nuestros errores.
¡Tu jefe es un ser humano! No nos centraremos en qué tanto podría trabajar sus ‘áreas de oportunidad’, sino en el hecho de que es imperfecto o imperfecta y que no conocemos ni su historia, ni sus miedos, ni sus inseguridades. ¿Alguna vez te has equivocado y te hubiese gustado recibir más comprensión?
¿Cómo me ayuda a solucionar mi problema?
De entrada, nos permite salirnos de nosotros mismos para comprender que lo que está sucediendo es resultado de muchos factores que no podemos controlar. Puede ser que tu jefa haya tenido un mal día o un mal año (todos hemos tenido de algún modo un mal año, gracias COVID), que tu jefe esté pasando por un divorcio, que sea una persona insegura, que tenga dificultad para tomar decisiones, en fin, esta es una lista que puede ser interminable.
Algunas claves para practicar la compasión:
1. Entendemos que el ser humano sufre
Si no comprendemos que el sufrimiento juega un rol importante en la forma de actuar de las personas, llegaremos a conclusiones falsas o incompletas a la hora de explicarnos su comportamiento.
2. Entendemos que el ser humano quiere ser feliz y está intentando (aunque no le salga muy bien) crear felicidad para sí mismo y para los demás
Hacemos cosas que generan problemas y sufrimiento todo el tiempo sin haber querido que fuera así, no siempre sabemos cómo resolver nuestros problemas y muchas veces elegimos algo que sabemos que no nos conviene porque tenemos pánico de hacerlo de otra forma. Esto no quiere decir que nos guste sufrir, solo que muchas veces no sabemos cómo enfrentar nuestro sufrimiento de manera más efectiva.
3. Entendemos que no estamos fundamentalmente separados el uno del otro
Reconocemos que estamos conectados los unos a los otros, que pertenecemos a la familia de la humanidad y que los demás también sufren. Que la reacción de una persona puede estar conectada con muchos hechos, y que, no estamos solos en este sufrimiento.
¿De quién depende tu bienestar? De ti. Siempre tienes la libertad de elegir qué camino vas a tomar. Es probable que necesites auto compasión para también poder atender tu propio sufrimiento (el que ya entendimos que no es 100% responsabilidad de tu jefe).
Si quieres aprender más sobre el tema o explorar otras estrategias para solucionar tus conflictos laborales, no dudes en contactarnos. Puedes escribirnos a través de la web o enviarnos un correo a info@bangardia.com
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